Cada mañana me levanto
y falta algo en mi interior.
Soy como un extraño
dentro de mi propia habitación
mirando mi reflejo en la ventana
y contando al cielo mi confesión.
Los días pasan
y todavía siento dolor
en esta cicatriz.
Sin mitad del corazón,
la perdí junto al mar
y el mar lo perdí con su voz.
Ahora que ya no sé quién soy,
si siento odio o amor
si lloro furia o tristeza
pido el aliento de la flor
que perfuma mi locura
y daña mi razón.
Eras luz para mis ojos,
me quemaste con tu Sol
mas aún ciego
quiero arder en la pasión
que he transformado
todas las mañanas en dolor.
Y aquí estoy frente a la ventana
rogando que vuelva yo,
pues no me queda nada,
la mitad de un corazón
que ni si quiera es mío.
Tu sangre en mi interior.