lunes, 25 de enero de 2010

Die Mordgier

No me arrepiento absolutamente de nada. Sé lo que hice y no dudaría en volver a sentir esa sensación, esa música que recorre mi interior, esa electricidad que pasa por cada célula de mi cuerpo, ese orgasmo al imaginarme su cara. Aunque lo divertido de todo es que esta sensación se repite de nuevo. No es algo efímero, ya que quedan tantos cuerpos como imágenes suyas tengo. Sólo entonces cuando encuentre el cuerpo verdadero, sólo entonces esto ya será efímero.

Sé perfectamente que ese no era el cuerpo perfecto, pero era idéntico. De todas formas, ¿qué más da un amasijo de carne? Cada persona le da un valor distinto a ese cuerpo. Digamos que yo...¡tengo un valor propio para ese cuerpo! ¿o no? ¡Dígamelo señor agente! Por algo estoy aquí contigo. ¿De qué le sirve retenerme entre estos barrotes? Estos palos de hierro no son nada. Los años puedes contarlos con los segundos hasta que finalmente ya no queden segundos y tu cuerpo pueda atravesar los barrotes y volver al punto de partida. Volverá a mi búsqueda. Hasta que no encuentre lo que busco no dejaré de seguir buscando, pero ¿encontraré lo que busco? ¡Dígamelo agente! Hasta ahora no le he encontrado.

Recuerdo a mi última victima. Era idéntica. Tenía la misma luz en sus ojos, el pelo del mismo color, sus manos, sus pies, sus dedos,¡todo! Casi podría estar seguro de que era, pero al final no lo era. Si lo fuese creo que estaría en paz. El caso es que no es, pero en un principio lo creía. Seguí cada día sus pasos desde su trabajo, que era la agencia de seguros Zurich, hasta su casa, la avenida Opfer número 7 del distrito 3. Siempre llegaba tarde a su casa, alrededor de las once y media de la noche. ¡Vosotros lo sabréis, cosisteis todas mis fotos en mi domicilio! Después de seguir su ruta durante dos semanas, semanas deliciosas imaginándome como llegaría el fin, decidí entrar en su despacho para informarme del seguro de mi coche. Naturalmente me importaba una mierda el seguro, sólo quería tenerle cara a cara y conocerle.

A los tres días volví para contratar el seguro. Me aseguré de ser el último cliente y finalizamos el trabajo, con lo que nos despedimos. Al saber sus pasos hacia su casa le seguí por un camino alternativo, hasta que en el cruce menos inesperada...¡Zas! Le atropellé y lo metí dentro de mi coche. Me dirigí a un lago a las afueras, cerca de unas fábricas que tiran residuos en aquel lago. Al llegar allí le desnude y con un cuchillo le pele toda la piel. Me encantaba cuando gritaba. Esa sensación de poseer la divinidad de crear dolor en una persona y que esta no pueda hacer nada. La humedad de su sangre cayendo por mis manos, ¡oh sí! Puro sexo. Finalmente el cuerpo se quedó sin rostro y sin nada. Ahora sí era un amasijo de carne, ¿no? Todo hubiese salido perfecto si no hubiese encontrado a otra victima más perfecta. Alguien que sí era ese cuerpo. Lo encontré al entrar en el coche mirando en el retrovisor y es él. No sólo lo vi allí, en cada espejo, en cada reflejo. Intente dañarle, pero caí inconsciente y desde entonces no le he vuelto a ver.

Por eso agente le pido si me podría ayudar a encontrarle y así acabar con ambos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario